El silencio de una americana o la profundidad de un submarino, aunque sea un coche prestado. Tú conoces a unos cuantos y ellos conocen a otros a quienes piden que les seden, cerrando el círculo con tu demanda posterior. Es un comercio injusto, es un tráfico de intereses muy abstractos. Pero es un juego que entusiasma, por sus consecuencias a corto plazo. Esa reducción de los sentidos, esa incapacidad de coordinar el movimiento. Esa cabeza que pesa por dentro y desde fuera. Hay pensamientos que se caen desde allí, precisamente por su propio peso. Tratas de calcularlo todo, de medirlo todo maniáticamente, buscando coincidencias entre las cifras que ves y las que recuerdas. Te vuelves loco, tratas de razonarlo todo desmesuradamente, tanto por exceso como por defecto. Las gilipolleces llegan con menos trato que las cosas realmente serias, que giran y giran hasta marearse. ¿Filosofía? ¿Imbécil, bien acentuado? Sí, muchísimo. Seguro que llevas los ojos Red Label, con dos whiskys de más en los lagrimales.
Los sentidos se retrasan, las emociones se aceleran, se disparan. La nostalgia, la rabia, la dependencia; todo. No se está bien ni mal. Se está en otro mundo o de otro modo. Se escarban las melodías con mayor precisión, se abstrae cada instrumento. Aparece la diosa, la musa, la inspiración. ¿De dónde? De cualquier rincón que ya existía antes, probablemente, pero que ahora brilla. Es como un buscador de diamantes que entre las penumbras de las minas descubre un destello que sólo aparece al enfocar con la linterna.
Se ama el doble, pero no por dos. Se ansía a la otra persona justo al lado, y que de allí no se vaya nunca más; construir un simbionte que llamaríamos Nosotros. Ser Nosotros. Largarnos a cualquier excusa para pasar juntos lo que dure ese pequeño "resto de nuestra vida" particular. En realidad es hacer, en un momento, una vida paralela, un sueño a la vista de todo el mundo. Faltar a nuestra vida actual para irnos a una que podría ser llamada Nuestra. Seríamos Nosotros y Nuestra vida. Sería ¿perfecto? No lo sabemos, pero sería justo que nos pasara. Y nos pasará.
Se ama el doble, pero no por dos. Se ansía a la otra persona justo al lado, y que de allí no se vaya nunca más; construir un simbionte que llamaríamos Nosotros. Ser Nosotros. Largarnos a cualquier excusa para pasar juntos lo que dure ese pequeño "resto de nuestra vida" particular. En realidad es hacer, en un momento, una vida paralela, un sueño a la vista de todo el mundo. Faltar a nuestra vida actual para irnos a una que podría ser llamada Nuestra. Seríamos Nosotros y Nuestra vida. Sería ¿perfecto? No lo sabemos, pero sería justo que nos pasara. Y nos pasará.
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