Ambos sabemos que no vas a leer esto. Quizá tardes un par de párrafos más, pero entonces cerrarás la ventana del blog y, simplemente, te pondrás a hacer otra cosa. Evidentemente, es culpa mía. Totalmente culpa mía.

domingo, 5 de febrero de 2012

A la memoria...

El negro es el absoluto protagonista, y tan solo las coronas de claveles se atreven a plantarle cara. Aunque pierden por goleada.

Llega un punto en que los sollozos forman parte de un silencio que pesa, en una sala de sencillez escalofriante. Seguimos siguiendo la macabra costumbre de maquillar y vestir a un cuerpo para exponerlo ante mil y una lágrimas que son derramadas, sentado ante el cristal que lo separa de la abuela, por el nieto.

Pasan las horas lentas, densas. Van yendo y viniendo caras conocidas, de ojos llorosos y pésame en los labios. Dos besos y las gracias a los menos considerados, emotivos abrazos a los en común queridos; vuelve a llorar el nieto en cada tierno gesto, en cada recuerdo. Hay que salir de allí, pero el cortante frío entre los jardines lo impide, como si de un pacto se tratase: hoy toca sufrir, sin evasiones. La imagen de las columnas de nichos que al echar un vistazo por los ventanales se divisan tampoco acompaña al ánimo.

No hay más conversación que la que gira entorno a tumbas, crematorios, motivos e injusticias de la muerte. Buenos momentos se mencionan, también; pero a estos se les hace quedar en un nostálgico olvido, cuando quizá el hecho de acordase pueda contagiar al de enfrente alguna  que otra sonrisa, aunque simplemente sea el preludio de un nuevo llanto.

Después, se llevan la palidez a su lugar ya definitivo, entre maderas. De poco sirven los sermones que hablen de gloria y agradecimiento. Recorrer pasillos y pasillos de las paredes en las cuales hay incrustados miles de nombres, fechas y flores, hasta llegar al que se encuentra abierto, a punto de ser sellado con cemento por la insensibilidad de los trabajadores. Un nombre y una fecha más. El adiós no se distingue entre murmullos, pero presente queda. Pura paradoja: la ley de la vida, es la muerte. Simplemente está ahí, nos rodea. Y no se puede esquivar.

1 comentario:

  1. Animo tio, en la vida, las situaciones dificiles nos rodean y que hay que saber afrontar y superarlas, esta es una de ellas.
    Mi mas humilde pesame.
    Un abrazo, de un amigo que te quiere.

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