Nací en la época equivocada. En los ochenta todo era diferente, o en los setenta. Me he perdido miles de cosas que estoy seguro de que fueron alucinantes, cosas irrepetibles, cómo no. Ahora no hay tanto movimiento; de los grandes quedan dos o tres vivos, o juntos. Y los nuevos, nunca serán tan buenos como los mejores.
Y no solo en los ochenta; me perdí ver a Elvis moviendo la cadera, y me quedaré sin ver a Little Richard sudar al frenético ritmo de su piano mientras llegaba, como por casualidad, a los falsetes de “Good Golly, Miss Molly”. Tampoco veré a Jerry Lee pegarle fuego a un piano de cola, mientras seguía tocando, haciendo homenaje a una gran bola de fuego.
Por desgracia, no fui ni nunca iré a Woodstock. No vi a Hendrix, ni lo veré nunca follarse a la guitara. No veré nunca a nadie cantar con más trippis encima que como lo hacía Janis Joplin. Por supuesto, no veré a los Beatles, ni podré comprobar en directo si la forma de componer de Lennon era así de flipante o era todo estudio, como algunos dicen.
No veré a Bon Scott, con quien siempre he dicho que AC/DC eran más que sublimes. Me quedaré sin flipar con Cash reviviendo los “Folsom Prison” y los “San Quentin”, ni podré presenciar la destroza de una Fender Jaguar de Kurt. O la increíble energía de Ramones en los directos, o de los Sex Pistols.
Dimebag Darrell murió, y nadie tocaba la guitarra como él. Gary Moore también murió hace poco, y también me quedaré sin verlo. A esto último súmale lo que decían Los Suaves: “Phil Lynott ha muerto”, y he ahí lo que era Thin Lizzy. Axl y Slash ahora van cada uno a su bola, por lo que a los auténticos Guns nunca los podré ver; y a los Doors hace muchos años que no se les puede llamar así. A Freddie no lo podré ver gimiendo un “Who wants to live forever”, y Ritchie Blackmore, por mucho que lo intente con mil grupos, necesita a Deep Purple. Y viceversa. Vamos, como La Fuga, que necesita a Rulo.
Ya no existen ni Leño ni Platero, pero al menos son otra cosa. Oasis ahora tiene dos nombres, uno para cada hermano. Los Red Hot, que se están poniendo ahora de moda otra vez, sin Frusciante no sé a dónde van. Slipknot y System of a down están más en la cuerda floja que nunca. Y dejémonos de esperanzas: B. B. King acabó hace poco su llamado “Last Tour”; igual que Miguel Ríos, un grande nacional.
Los ídolos están cayendo, los que no han caído ya. Me he dado cuenta de que la mayoría de grupos de los que llevo una camiseta están disueltos, o están muertos. Tendría que haber nacido hace muchos más años. Me hubiera divertido bastante más.
Una lástima no haber sido coetanios de tantísimos genios, o si almenos lo somos un poco, no haber podido disfrutar de dicha genialidad.
ResponderEliminarPues sí, es... Lo que yo llamo una putada. Gracias por leerme, Balma ^^
ResponderEliminarJejeje!!!Me a encantado y todos tus escritos!!!
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