Ambos sabemos que no vas a leer esto. Quizá tardes un par de párrafos más, pero entonces cerrarás la ventana del blog y, simplemente, te pondrás a hacer otra cosa. Evidentemente, es culpa mía. Totalmente culpa mía.

martes, 3 de julio de 2012

Viviendo alrededor de melodías


Espero el día en que alguien me diga que le gusta mi música. Que le gusta lo que hago, lo que yo me he trabajado, lo que yo he sentido y he intentado transmitir a través de una melodía, de unas rimas, de una voz. Que he provocado sentimientos en ese alguien. A mí me pasa con ciertos autores. Me emocionan la mayoría de canciones de Mark Knoplfer, vibro con las de los Guns, me deprimo con los blues de Clapton…

“Tu música me ha hecho llorar” o “tu música me ha alegrado el día”. Sentimientos que no se pueden expresar con palabras. Es más, siempre he dicho que un sentimiento no se puede definir, se ha de vivir, de sentir, ni más ni menos. No te lo puede contar nadie. Yo intento atrapar los sentimientos en canciones, para que quien quiera pueda experimentarlos. Pero la música, si nadie la escucha, no es nada. Por muchas canciones que haya escrito, por muchos versos que hayan hecho que me coma la cabeza, si me los guardo para mí es como si no existieran.

He hecho las canciones que me hubiera gustado escuchar en ciertos momentos, y que no existían; he querido crearlas. Es, como he dicho, sentimiento. Es imaginación, tanto al crearse como al escucharse. Es algo sin forma, que simplemente se oye, o se escucha; que se tararea, que se canta en la ducha, que se recuerda, que se comparte.

Por eso sigo haciendo música, y me trastorno por ello. Me encantaría que sonara más allá de las paredes de mi habitación; que sonara en las cabezas de la gente. Quizá le esté pidiendo peras al olmo y me pase los días viviendo de ilusión. Pocos van a entender mi vocación, y que la prefiera a tantas cosas. Eso de que, en cuanto tenga un minuto, la guitarra ya esté en mis manos, buscando acordes o recordando algunos viejos. Que prefiera quedarme un sábado componiendo; que pase de mis obligaciones por culpa de una melodía que se me resiste. Y que me dé igual lo que ocurra mientras esté entre música. Llegar muerto al día siguiente a clase porque he dormido dos horas, pero teniendo una canción nueva. Muy pocos me entenderán.

Pero me queda la esperanza de que, algún día, alguien me diga que eso a lo que yo dedico mi tiempo, muchas veces demasiado, le ha gustado.

3 comentarios:

  1. Por desgracia para mis oídos no he podido aun escuchar una melodía tuya, pero se que lo que tu haces, poca gente lo sabe hacer, porque eres único.

    Explota tu recurso y sigue adelante, pronto veras crecer peras en un olmo y sino, para eso estoy yo, para decirte lo mucho que vales.

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    1. Yo, pese a lo que escribo en las entradas, no sé qué contestar a eso.
      Sólo que gracias, gracias y gracias. Y que te debo una sesión de mí haciendo lo que mejor sé hacer.

      Eres grande.

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