Ambos sabemos que no vas a leer esto. Quizá tardes un par de párrafos más, pero entonces cerrarás la ventana del blog y, simplemente, te pondrás a hacer otra cosa. Evidentemente, es culpa mía. Totalmente culpa mía.

domingo, 25 de enero de 2015

Baby, I'm blue

Me quemé con las cenizas, aunque me dijeron que no estaban encendidas. La tristeza inspira, más de lo que recordaba. Había un techo amargo y un par de miradas perdidas, fijas en un horizonte que no nos prometimos, hacia el que quizá no íbamos. Pero caminábamos hacia algún sitio. La duda que invita a la reflexión, y la reflexión que conlleva disiparla. En su punto medio, en su cincuenta por cien, amor. Y en el cien, todo. Todo. Estaba dispuesta a darlo todo. Me lo enseñó un recuerdo acuoso que brotó de la miel perdida con la que miraba, que se disparó sin retroceso y que yo no ignoraba, aunque se lo creyera. Porque estoy volviendo a escribirle de memoria, con los labios salados y la vergüenza del que se niega a ser sádico involuntario, el que no quiere infundar un "me he vuelto a equivocar". No soy ese, y no quiero eso para ti -ya no hablo de ella, como si fuera cualquiera-.

Vuelve a darte por aludida. Sé la segunda persona de esta tinta. Sé el singular, pero presente, por muy imperfecta que te creas. Déjame elegir el trozo de ti más grande que puedas dar. Vuelve a sonreír, para mí, que me atrevo a ser espectador, como lo fui del rencor y lo fui del perdón. Vuelve a sonreír, por favor.

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