Ambos sabemos que no vas a leer esto. Quizá tardes un par de párrafos más, pero entonces cerrarás la ventana del blog y, simplemente, te pondrás a hacer otra cosa. Evidentemente, es culpa mía. Totalmente culpa mía.

sábado, 31 de diciembre de 2011

31 Diciembre/1 Enero

Ya hemos vuelto a llegar a ese punto en que el año vivido da paso a uno por vivir. Aunque pensándolo fríamente, es un día más, con sus volátiles veinticuatro horas que al transcurrir harán que unas veinticuatro nuevas empiecen, como de costumbre. Pero no se puede ser tan frío, se tiene una especial nostalgia este día.

Decir que ha sido mi año sería de locos. Dejé un 2010 muy bueno para tener un 2011 mejor, y no sé si ha estado a la altura. Ha sido un año de descubrimientos y obsesiones, de excesos y radicalismos, de tonterías y amarguras. Sí, he hecho muchas cosas, pero esperaba que su forma de llevarse a cabo fuera otra, y que sus consecuencias no me hubieran traído los quebraderos de cabeza que me han llegado a traer. Pero “a toro  pasao”, no hay nada de lo que realmente me arrepienta; las comidas de bola forman parte de la vida.

He vivido una auténtica montaña rusa de 2011. He perdido cosas que había recuperado, pero también he reavivado otras que ni recordaba y que bien he hecho en desenterrar. También me he cargado cosas que iban bien, bajo cualquier reproche, así como he querido que muchos asuntos quedasen muertos, pero que no ha sido así.

El otro día estaba hablándolo con alguien, que los amigos son de lo más importante en la vida, incluso por encima de la familia, y que nos ayudan a definirnos como nosotros mismo. No me voy a poner a decir nombres; y no por nada, sino porque creo que no hace falta.

Sencillamente, esto va por las personas que han sido capaces de vivir conmigo el 2011, y que alguna habrá que esté leyendo esto. Aquéllas que quisieran verme más a menudo, o sencillamente verme, aquéllas que me ven todos los días y que seguramente ya estén hasta los cojones de mí; aquéllas que me ven un par de ratos a la semana y les sabe a poco, aquéllas que me soportan en los momentos más críticos, no necesariamente malos.

Aquéllas que veo una vez al año, aquéllas que me encuentro un sábado yendo un poco “doblao”, aquéllas que han aparecido nuevas en mi vida, aquéllas que viven conmigo (porque sí, son familia, pero también son de los mejores amigos. Y son de los que peor lo pasan). Y aquéllas que están por llegar este año.

Voy a acabar ya porque me enredo y no puede ser. Los que hayáis leído hasta aquí seguramente seáis de los que quiero tener bien cerca en este próximo año. Y los que no, pues ya os vale.

Espero que sea uno de ésos años bonitos, de los que recuerde después de unos años (me da que no me quedará otra…), y sobre todo, que sea divertido. ¡Tampoco pido tanto!

En fin, feliz año nuevo.

2 comentarios:

  1. demoster eres dios y si, yo te quiero tener como amigo porque realmente sabes valorar lo que realmente es un amigo.
    Un saludo.
    Jaume

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  2. jajaja Si fuera Dios, el mundo no estaría hecho así...

    Muchas gracias, Jaume.

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