Ambos sabemos que no vas a leer esto. Quizá tardes un par de párrafos más, pero entonces cerrarás la ventana del blog y, simplemente, te pondrás a hacer otra cosa. Evidentemente, es culpa mía. Totalmente culpa mía.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

La punta de la nariz

Quinientas noches de fianza te dejo; luego empezaré a cobrarte cada sujetador en el suelo, cada sábana mojada y cada gemido. Mi precio es el más bajo de todos: que dejes que te cobre a mi manera. Rajaremos las lunas a disparos para que salga el sol a reñirnos, diciéndonos que toca vestirse. No te llevaré el desayuno a la cama, porque tú siempre te levantarás antes que yo. Además, no quiero que desayunes nada que no sea mi cuerpo, que ya estará a tu lado tumbado.

Me he guardado el romanticismo que pueda sacar fuera de ti y que te he ido escupiendo palabra a palabra. Me atacan las ganas de provocarte en cualquier lugar para que se te coman las ganas. Rodeados de gente, en los portales y parques, en la calle; da igual. Muy poco me preocupa lo animal que me sienta, mientras sepa que a ti te amenaza la misma vena. Tengo todas las facetas del hombre enamorado a la vez; es lo que me hace tan adictivo, lo sé.

Y tenme miedo porque muerdo. De no matar una mosca a pegar tiros en las sienes. Cuando me enciendo soy peligroso; deja de importarme lo que haya entre ambos. Lo peor es cuando me quedo con las ganas, a las puertas, porque las circunstancias no me son compañeras. Entonces, dejo de maltratar tus labios con los míos y de jugar al escondite con tu lengua; me separo y te muerdo de forma como inocente la punta de la nariz.

1 comentario:

  1. Lo peor de esta entrada, es que le estoy hechando imaginación... Y creeme me lo imagino y se me hace raro ^^ 2017.

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