Ambos sabemos que no vas a leer esto. Quizá tardes un par de párrafos más, pero entonces cerrarás la ventana del blog y, simplemente, te pondrás a hacer otra cosa. Evidentemente, es culpa mía. Totalmente culpa mía.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Breve experiencia de cloaca

Me colé por aquella estrecha rendija. Hubo un momento que fue realmente claustrofóbico. Pero ya estaba. Era una habitación realmente enorme; tendría que dar mil pasos con cada pata para llegar al otro lado. En mitad de la estancia, una enorme montaña blanca, lisa, dura, fría. A su alrededor, diversos estanques de un agua termal de tono difuso. Era un buen lugar, y era para mí sola. De repente, una de las paredes de la estancia, la única de color marrón, se movió, dejando entrar un estruendo ensordecedor proveniente de otra habitación. Y algo terriblemente enorme se adueñó de aquél espacio que me correspondía, reduciendo mi parte de inmediato. ¡Ah! ¡Era uno de aquellos asesinos! Sí, enormes, de piel dromedaria y suelas duras. Espero que no me haya visto; cuanto menos me mueva, mejor.

Joder, voy más que pedo. La noche prometía y sí, lo único que falla es el bareto este de mierda. ¿Qué coño le pasa al pestillo…? Ah, ya está. Menudo asco de baño, todo lleno de meadas; aquí no limpian desde que abrieron. A ver si puedo bajarme la bragueta y largarme de aquí, que la morenita aquella… caerá. Ahora acertemos todo lo que se pueda y… ¡Coño, una cucaracha! Qué asco de sitio. Te vas a cagar.

Ya tardaba este ente en darse cuenta de mi presencia. Tocará correr a buscar algún lugar donde esquivar una repentina muerte. La verdad es que fallaba como un verdadero atontado, menos mal. Con una mano apoyada en la pared y bailando a mi son, era divertido, excepto por estar punto de aplastarme varias veces. La única salida que conocía era el sitio por donde ambos habíamos entrado –de forma diferente, claro-. No, no voy a irme sin explorar este lugar que ya era menos agradable. Malditos intolerantes, ¡si no te he hecho nada! No tenía nada que hacer ya, o trepar o morir, y trepar nunca se me dio bien. Pero es la únic[…]

 ̶ Ya está, puta cucaracha…


«A una cucaracha en el váter de un bar, siempre alguien la va a pisar.»

2 comentarios:

  1. Bonita reflexión de la cruda realidad, como unos seres tan asquerosos son a la vez tan inofensivos.

    PD: No hagas lo que no te gustaría que te hicieran a ti.

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  2. La interpretación de la entrada es totalmente personal y libre. Me gusta la tuya. :3

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