Ambos sabemos que no vas a leer esto. Quizá tardes un par de párrafos más, pero entonces cerrarás la ventana del blog y, simplemente, te pondrás a hacer otra cosa. Evidentemente, es culpa mía. Totalmente culpa mía.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Bitácora IV

¡Cuánta policía, joder! Entre Local, Nacional y AMU he perdido la cuenta de las patrullas que he visto. Pero si es Navidad, caballeros. “No, que el crimen no descansa”. Pero a mí me da muy mala impresión una ciudad —“ciudad”— que necesita tanta policía hasta el día de Navidad. Además, me estoy sacando los duros tocando. ¿Mendicidad? ¿Alteración del orden público? Pues sí que está dormido el orden público que he tenido que venir yo a alterarlo, porque el desayuno lo he cubierto. Para comer sí que he tenido que tirar de bolsillo, pero eso vendrá después.

Dos horas me he tirado tocando en la cúpula del parque Ribalta. Cero he sacado; diversión, un huevo. Y al volver, alguien me ha gritado, con voz de herrumbre: “¡Te cambio esta caña por la guitarra!”. Gregorio “Goyo” Martínez. Exlegionario. 1’57, 50 kilos. Un bigote anaranjado de morsa que le tapa la boca. 27 años viviendo en la calle, por toda España, desde que se divorció de su mujer. Me ha contado un poco de todo: anécdotas militares, homicidios cometidos, años en el trullo, marihuana, placas de costo como ladrillos, alcoholismo, cómo sobrevivir en la calle (albergues, comedores…), más anécdotas bizarras, y vamos, la vida en verso. Enriquecedor, no tanto como lo fue personalmente Abdulai, pero cultura callejera por un tubo.

Con esto, no sólo me he llenado el seso, sino que me llevo un cenicero de lata y dos tabletas de turrón del duro, porque Goyo no tiene un solo diente. De allí, a por kebab barato navideño, y de postre turrón. Otra vez la misma pregunta: ¿y ahora, qué? Pues a seguir tocando. Ahora es cuando me he sacado la calderilla. Yo no sé esa manía que tienen los padres de darle el dinero a los hijos para que sean estos los que paguen, en la cafetería, con mi gorra… Luego están a los que se les nota que odian a los músicos callejeros, las señoras que me miran, las que hasta se detienen, los que te dan una pequeña conversación, los que ni te miran, con un gesto de asco. Hay una serie de conjuntos variopintos por las calles que son inclasificables. Y policía. Muchísima policía.

1 comentario:

  1. Por muy bonito que sea leventarte al lado de la persona que amas, aunque sientas que sin ser de tu familia sangre de tu sangre lo parece , aun que no sea eso, tu verdadera familia, tambien es importante,te exara de mns sin estar en casa.
    Muy bonitas no son estas bitacoras, porque no estas en tu casita, sin tus padres o hermanaDe las experiencias se aprende, y esta epero por mi parte q sin estar preparado no te vuelvas a ir...

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