– No, no, no. Otra vez.
Se desencadenó un leve murmullo
acompañado de más de un suspiro y algún resoplido. La pasión, cuando viene en
toneladas, aplasta a cualquier apasionado. Volvían a sonar las hojas de las
libretas de pentagramas corriendo hacia atrás. Sonó el “la” del violín
principal, y con él, casi un centenar de “las” más.
El director, hombre serio, grande
y barbudo, se apretaba las sudorosas sienes, con la batuta a punto de sacarle
un ojo. Se apoyó en el atril de forma un tanto ortodoxa y alzó la mirada hacia
los músicos. “¿Éstos eran los mejores? Sí, los mejores en no practicar en su
casa la maldita pieza”.
– Vale, empezamos desde el
segundo movimiento –más resoplidos–. ¿Alguien tiene algo que decir? –empezaba a poner su tono serio, alzando la
voz y haciendo retumbar la cámara de ensayo– ¿Dudas, quejas? ¿No? Pues vamos a
hacer el segundo jodido movimiento.
Volvían los arcos a las cuerdas,
los labios a las boquillas, las mazas a las membranas. Y toda la atención de
las miradas se concentraban en la punta de la batuta. Comenzó ésta a
balancearse, poniendo banda sonora a su movimiento acompasado. Avanzaba la
pieza de forma favorable, aunque el gesto amargo del director podía ser
saboreado por todos y cada uno de los paladares de los músicos. De repente,
dejó caer sus brazos, mirando al techo. Bajó la vista e inquirió de forma
grave:
– A ver. Hay un chelo que ha
tocado un fa sostenido. Ese fa es natural. Na-tu-ral. ¿Quién y por qué toca
como si tuviera Parkinson? Porque si tiene dificultades para tocar, lo enviamos
a la banda de la asociación de vecinos de aquí al lado.
En un principio, ni una palabra
ni ninguna mano alzada. Hasta que sonó un tímido “yo” en la tercera fila.
– Que tus compañeros te lo
agradezcan. Volvemos a empezar, segundo movimiento.
El murmullo aumentó, y los golpes
de la batuta contra el atril pareció amansarlos. Las hojas hacia atrás de nuevo
y los músicos de nuevo a punto. La sinfonía empezaba a sonar cargante, ya se
hacía pesada a los oídos. Ya no apasionaba ni a su compositor. Sonaron de nuevo
las primeras notas, y en menos de quince segundos, un “no” hizo eco por encima
de la melodía.
– No, no y no. Otra vez.
– ¿Pero usted de qué va? Nos
hemos pasado hora y media del final de la sesión. Llevamos cuatro horas y media
tocando el mismo fragmento. ¿Se acuerda de lo que es el cansancio?
Un percusionista, de pie en la
última fila, dijo basta. Estaba, como se suele decir, hasta los huevos.
– ¿Me vas a hablar tú de
cansancio? ¿Estás de coña?
– Mira, a ti se te ha olvidado lo
que es la música. Ahora miras un pentagrama y sólo sabes ver un montón de
símbolos que ensuciar. Ya no disfrutas de tu trabajo y lo pagas con los que aún
sentimos algo al tocar y escuchar. No te acuerdas de la expresividad ni de la
autonomía, y una orquesta no puede ser una “dictadura compositiva”, digamos. Y
eso hace que pierdas el respeto de los músicos, que los ensayos sean malas
caras y que cueste coger un instrumento con ganas. Se ha convertido en una
copia de quien lo hizo con la mayor exactitud, y eso colapsa y limita la
música. Me compadezco, de verdad, porque la magia cuesta mucho de recuperar. Y
con la forma de entender la música tan diferente que tenemos, no me da la gana
de tocar lo que tú me digas como tú me digas. Ahí te quedas, prefiero el jazz.
El portazo dejó el habitáculo con
la exclamación que deja el silencio de la conciencia.
http://www.youtube.com/watch?v=S1GrP6thz-k
http://www.youtube.com/watch?v=S1GrP6thz-k
Jope, me encanta como escribes, no se como te salen esas bonitas palabras al escribir, te admiro , yo tengo un bloc, pero es otra manera de escribir lo mio.Me encanta esta entrada sobre la musica y lo que quieres decir con esto.
ResponderEliminarTe felicito.
¡Muchas gracias, pequeñaja! Espero que te haya gustado de verdad,y sigue escribiendo, sea sobre lo que sea tu Blog. ¡Suerte!
EliminarEl puto amo, como siempre Adrián. Lo tuyo es un don con las palabras y lo demás son tonterías.
ResponderEliminarYo que no me sonrojo nunca y mira... Jajaja ¡Muchas gracias, Gina! Y gracias por leerme, también. Si nadie me lee, no existo. Recuerda: ser es comunicar. Jajaja
EliminarBuenísima entrada, como siempre nos tienes acostumbrados.
ResponderEliminarRefleja muy bien el significado de música como sentimiento/diversión no como obligación,porque todo es música, bueno... casi todo.
PD: Perdona por comentar más tarde de lo normal pero ya sabes como es estudiar. :3