Ambos sabemos que no vas a leer esto. Quizá tardes un par de párrafos más, pero entonces cerrarás la ventana del blog y, simplemente, te pondrás a hacer otra cosa. Evidentemente, es culpa mía. Totalmente culpa mía.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Bitácora I

Y ahora, ¿qué? Incomunicación. Una pizca de soledad. No mucha, podría ser peor. La gente que pasea por la mañana de Nochebuena por la calle irradia una cierta calidez a la que me quiero coger inconscientemente. Gruñe la cafetera; café con leche en una mesa para uno. Al menos está caliente.

No sé qué hora es. ¿Las diez? Ni idea. Me he hecho dueño del baño de la cafetería, como si fuera el mío. Mi cara es un poema: ojos rojos, entrecerrados, pesados. Sin gorra, mi aspecto es deplorable, aunque no es que con la cabeza tapada mejore. Intento arreglar eso, parecer una persona decente. Afuera hace un frío húmedo típico del invierno cerca del mar. La misma ropa que ayer cuando salí, la misma con la que he dormido, y probablemente la misma con la que pasaré el día y las vísperas de Navidad. Aunque aquí dentro se está bien, no quiero que se acabe la taza, no tengo qué hacer después. Para algo llevo la guitarra, aunque con las prisas me dejé las ganas de tocar en casa. Llevo un cartel sobre los labios en el que pone “INRI”, secos como el suelo de la cafetería.

Volver… no quiero volver; aún no tengo necesidad de ningún tipo. Tengo algo de dinero y tengo la mente en calma, lo que no sé es si mi físico aguantará esto. Llevo la medicación, fui precavido. Más que precavido me preocupé por mí mismo —algo nuevo—, o quizá es sólo para que crean que me importa lo más mínimo mi salud. Lo mismo por lo que no llevo teléfono: más que por respetar lo que no es mío, para que vean que ni lo necesito ni quiero que nadie me busque. Lo malo es que me priva también de buscar, y eso puede que no lo lleve tan bien.

Quedan dos sorbos de café y después una mañana de las más extrañas. Me lo dice el hecho de que se vaya enfriando la taza, como preparándome para lo que viene ahora. “No vas a estar todo el día calentito y bajo techo”. Último sorbo, frío. 1’40. Adiós, muy buenas. Y feliz Navidad.

https://www.youtube.com/watch?v=yN4Uu0OlmTg

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